Un reciente estudio internacional, publicado en la revista Ambio y basado en datos del Journal of Environmental Psychology, situó a Chile en el sexto lugar entre 61 países del mundo en niveles de “conexión con la naturaleza”. Este indicador no mide solamente cuántas actividades al aire libre realizamos, sino cuánto sentimos que formamos parte del mundo vivo: la flora, la fauna, los paisajes y los ecosistemas que nos rodean.
Este hallazgo posiciona a Chile entre naciones como Nepal, Irán o Sudáfrica, donde las tradiciones culturales, la espiritualidad y el respeto por el entorno natural están profundamente arraigados. Según los investigadores, esta conexión emocional y psicológica se asocia directamente con mayor bienestar, hábitos más sostenibles y comportamientos enfocados en proteger la biodiversidad. Lo interesante es que esta relación no depende únicamente del tiempo que pasamos fuera de casa, sino de la forma en que valoramos nuestro lugar dentro del mundo natural.
Top 10 de países más conectados con la naturaleza
Otros países: Francia se encuentra en el puesto 19, y se mencionan otros países en el top 10, como se detalla en la fuente The Guardian. Ranking países más conectados con la naturaleza
- Nepal: Lidera el ranking global.
- Irán: Se ubica en el segundo puesto.
- Sudáfrica: Ocupa el tercer lugar.
- Bangladesh: Es el cuarto país más conectado.
- Nigeria: Completa los cinco primeros puestos.
- Chile: Se posiciona en el sexto lugar.
- Croacia: Es uno de los dos países europeos en el top 10.
- Bulgaria: Le sigue a Croacia en el ranking europeo.
El estudio también advierte que cuando esta conexión es baja, se abren riesgos mayores: menor interés por conservar los ecosistemas, pérdida acelerada de biodiversidad y una visión más utilitaria de la naturaleza. En países con altos niveles de urbanización, ingresos muy elevados o uso intensivo de internet, esta cercanía suele disminuir, mostrando la importancia de mantener espacios verdes y experiencias reales con el entorno.
En Chile, esa conexión parece mantenerse viva. Probablemente se explica por la enorme diversidad geográfica que ofrece el país: desiertos, cordilleras, bosques, humedales, estepas, glaciares y costas que permiten a millones de personas vivir a poca distancia de un paisaje profundamente distinto del otro. Esta variedad de ecosistemas no solo crea rutas inolvidables, sino también un vínculo emocional con lugares que nos acompañan desde nuestra infancia: el olor a bosque en el sur, el silencio del altiplano, el rumor del mar en el litoral o el viento de la Patagonia.
Es precisamente esta heterogeneidad la que hace que visitar los parques nacionales de Chile no sea solo turismo, sino una experiencia de reconexión. Desde el altiplano nortino hasta los valles templados del centro, pasando por los bosques templados del sur y los fiordos patagónicos, cada parque invita a redescubrir ese lazo natural que, según el estudio, sigue vivo en la identidad chilena.
Explorar nuestros parques es, en parte, explorar quiénes somos: un país unido a la tierra, al agua, a la montaña y al bosque. Un país que, aun en pleno siglo XXI, mantiene una relación cercana con la naturaleza que vale la pena cuidar y fortalecer cada vez que decidimos caminar un sendero.






